La orilla del invierno (xxii) Cuando lleguéis al faro y descendáis del barco
con líquenes salobres, comprenderéis al fin
que el mar es un aldaba abisal que golpea
la quilla de la nave con uvas y sargazos.
Colocad la tablilla con légamo en sus muros
y la última tesela salitre y circular
de un mosaico de niebla.