Ay de ti, aldea de silencio... Ay de ti, aldea de silencio.
Ay de tus muros y de tus vírgenes,
yuxtapuestos y revueltos en la turbulencia.
Ay de tus sombras como caravanas
dispersadas a través del crepúsculo.
Ay de ti, aldea de silencio.
Ay de tu senescales y tus tasadores
vueltas las cabezas contra el árbol del odio,
al compás del treno de sus ramas.
Ay de ti, ay de tus taciturnos y tus nigromantes
confabulados en la indiferencia y muertos para siempre.
Ay de ti, aldea de silencio.
Ay de tus panderetistas y tus agoreros
cuyos rostros son el dulce pasto del fuego.
Ay de tus guardianes en las puertas.
Ay de tu agua hecha de ponzoña,
en la que ya no nos vemos los ojos.
Ay de ti, aldea transida por el silencio.