Pesadilla - Poemas de Gildardo Gutiérrez Isaza

Pesadilla
PESADILLA

Pensando en la oruga comprendí el secreto de tu hastió,
Crisálida de la noche que vuela silenciosa
rompiendo el paradigma del dolor y la tragedia,
te entregas por monedas mas no te vendes.
Mas allá del indiferente susurro, del sombrío destello de una lámpara
luz mortecina que resguarda tú figura
están tus hijos, bocas sedientas de leche y pan
alimento que cruje bajo la selva de la perfidia, la soledad y la artimaña.


Con tus parpados cansados, batalladores de la oscuridad,
acezantes como lobos heridos, tronando la tragedia de un pasado,
cargando con la nefasta pesadilla del presente,
te mueves de esquina en esquina
a la espera del mejor postor.
Prostituta, ramera, sombra de la noche
Con tus ojos marchitos como destellos del ocaso,
te sumerges en las cloacas y la piel de un desconocido
brindando un placer nauseabundo que lastima tu orgullo,
pero que alimenta tus hijos.


Golpeando tu cuerpo con el opaco estertor de las campañas
has visto derribar fronteras, batirte y aniquilar la esperanza, deponer los sueños;
has edificado quimeras de una vida diferente sin tanta humillación
pero la carcajada siniestra de la vida
te empuja a estar atada a las tinieblas oscilantes de las noches,
mientras tus labios se mueren y dejan escapar un vaho de desaliento;
anhelo de la copa que habrá de darle fin a tu dolor tu cuerpo se envejece
y tu mirada se cansa.
Nocturna, simplificando la alegría bebes de la última porción
ya que tu cuerpo desgastado inhala lumbre sin amor.

El temor, la incertidumbre, la nefasta oscilación del péndulo del hambre,
te arrinconan, te alejan, te separan,
marcado con dolor la senda solitaria del futuro.
Péndulo que pende y oscila como la espada del verdugo.
Nocturna ave de la noche que vas arrastrando las cadenas de los años,
allá lejos están tus hijos desamparados mientras que tú por unas monedas
viertes en quejidos lo que los hombres desechan del amor.