A travÉs de un vidrio esmerilado Me acerqué a la ventana
a la hora en que sale la lluvia.
A esa hora en que no estoy
hecho de m’ sino de labios
ceniza, detergente,
lechos y relojes,
de ilusiones y certeza,
fierros de la ciudad,
nubes de la ciudad misma.
De nada sirve que me desespere,
yo sólo estoy aquí
y ella es apenas una luz.
La silueta impide que se fugue.
La lluvia la va apagar.