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Bajo los graves puentes - Poemas de Alejandro Ponce Ruiz

Bajo los graves puentes

para Teresa

Yo que en estos días no he tenido más sexo
que un niño Jesús escucho a lo lejos palabras

  BERNORD NOËL

Tendrías que jurar aquí no pasa nada
sólo el estruendo de los días las ausencias bajo los graves
puentes
Tendrás que jurar antes de verme
pasando frente a tus ojos como un inocente
de cara triste como el traspié mayúsculo
como el peregrino buscándose en el rostro que no encuentras

Consiento que el destino se evite me trae hasta ti se aprovecha
se confabula el destino
yo que nada entiendo la soledad
la mancha flotando como un ahogado al centro del estanque
yo que adivino en esas manchas algo muy parecido a un gesto

humano
algo semejante a un cuerpo transparente
que se sumerge de tiempo en tiempo
como un rostro de ave que no existe


Pero a cambio me consuelan los recuerdos
la infancia el tiovivo del patio
el gusto al café de mis abuelos
la ciudad los ruidos y el brazo de mi madre
me consuela desde mis trece años
haber visto a Yethro Tull alucinado
de pie sobre el cajón de la referencia
arrancándole más trinos a su flauta
anunciando la madrugada en que mi hermano
regresó vivo de África


Otras cosas igual de absurdas me consuelan
los viajes la muerte mi terquedad tu silueta recortada
en el humo

Tendrías que verme para decir aquí no ocurre nada
para decir eres el aliento de mis sombras
el alimento silencioso de mis fuegos
el que tantea sus designios en mi palabra
tendrías que verme y jurar bajo los graves puentes donde

  no vive nadie
que nunca podré herirte con el vértigo
con las angustias de todos estos días

con tu manera de estar callada llena de tantos sitios en el mundo
y la esperanza de nuevos barcos en las playas del alma y la
memoria

Si fueras así tendrían sentido
las fiebres el duermevela y el derrumbe
el sueño que cuidabas con mi nombre
jugándote en la carta náutica de mi cuerpo
en la patria de dos en las criaturas que nacen de tu vientre
en el error que bebo trago a trago

Tendrías que verme para jurar aquí no ocurre nada
sólo la falta de mi mano
mientras tus labios se abren en la oscuridad como dos piedras

de luz
y no pueden decir ésta es la casa la isla para siempre

Yo que en estos días
bajo la sombra de los grandes puentes a donde no viene nadie
donde no vive nadie
no he tenido más sexo que un niño Jesús
y estoy enfermo cansado de escucharte lejos.



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