Las islas orientales (vii) Bajo el sol o en tinieblas sin luna ni gaviotas
hasta la playa vuelve con su lengua de espuma
errante o submarina que busca, blanca y lenta,
la imagen de sí mismo. Y se encuentra, asombrado,
a la vez la serena armonía del verde de sus aguas someras
y el metálico azul de las penas mayores y del dolor adulto.