Poemas » rigoberto rodriguez entenza » ojo que pasa de mano en mano

Ojo que pasa de mano en mano - Poemas de Rigoberto Rodríguez Entenza

Ojo que pasa de mano en mano

Meticulosa

  la luz
acaso ya sabiéndose ascendida a la magnitud final
entró en mi ciudad


  al honrado silencio
al instante eterno del recinto.
Origen y vestigio arden en la distancia.
Origen y vestigio entre horas y dudas buscando su punto íntimo.
Mientras en el charco de agua los reflejos arden
en la conversión de mis mapas

  se desatan la paz
y el oro de ciertas tardes.
Es la hora doña Carmen.
Es la hora de sentarme
bajo las frescas manías del árbol


  del viejo parque.
Aquí
en una fotografía en blanco y negro
suelo mirar el salto de nuestras manos cosidas.


Antes era sólo un charco cuya forma venía hasta mis ojos
y dejaba ver mi rostro. Tú y yo ascendimos a sus delicias.


Para que me escucharas regresando a un lugar inédito
te dibujaba los siglos de mi voz aguada con el tono de
las horas. Bebíamos vino y quietud y palabras —
muchas palabras— bajo aquel árbol cercado por la
gloria. Así he pasado hermosísimos silencios, largos
y diáfanos silencios. Noticias húmedas y remotas meditaciones.
Me he acercado a la orilla de la muerte de
un hombre en la cruz.

Y si he escuchado esa música y puse sombras alrededor de la
casa fue para volver a mi pequeño círculo de agua.
Si he tocado tus labios y volví a levantar las manos llenas de
vino ha sido para mirar la sombra del árbol —vieja y extensa
como una hierba milenaria—. Si me he puesto los ojos del
otro ha sido para estar seguro de que fuera cierto. De modo
que nada ha sucedido. Solamente hemos tocado un ojo que
pasa de mano en mano.

Así mitigamos el aire caliente de los besos cotidianos.
Así nos deleitamos con las naranjas de aquel tiempo.

Así flotamos en la memoria de los inocentes.



POEMAS
© TusPoemas 2008.