La calle del muerto De nuevo los dioses del sardinel y la plomada juegan con nosotros.
De todos es conocido que cualquier calle de esta geografía de sangre
puede ser la del muerto. Pero según la profesora Rosalba que por allí se
ayuda con un taller de costura, el nombre se debe a que el finado que
velaban en la vecindad, se apareció pasadas los dos de la madrugada
dándose el mismo un lloroso pésame, así de conmovido estaba por su
velorio.