Conversación de calígula con claudio Ah, mi querido y estúpido Claudio,
por tu bien te digo:
no vuelvas a contraer tu ridícula cabeza.
Aplaude, aplaude, aplaude.
Por qué te asombras,
si designo cónsul al mejor de mis caballos.
Gloria para Roma,
que el reino animal
tenga un lugar en el senado.
Los hombres fallan, son débiles,
siempre acabo matándolos,
mira como escupen de miedo
sólo por haberle sacado los ojos
a un mortal insignificante.
Sabes, Claudio,
pensé divertirme contigo,
hacerte mi juguete predilecto,
pero me causas una duda tremenda,
al igual que estos dioses que callan y duermen
entre estas columnas mañana derribadas.
No me permitas dudar, Claudio, no lo permitas.
Aplaude, aplaude, aplaude.