Vii estaciones para el caballero de parís Con una sonrisa oye al gorrión,
Edith Piaf, muchachilla extraviada
en las callejuelas, en los parques
sin auroras, en los túneles lóbregos.
Se tatarea la melodía
de quien emerge intacto a su mugre:
Ciudadanos del tizne y el vómito.
Ciudadanos del horror y el vértigo.
Ciudadanos del cieno y la fiebre.
No hay otro asidero que la noche,
porque allí se calienta el gorrión
con un trago de muerte y olvido.
Y canta canta canta. Feliz
de que hembra les nazca la ciudad.