Xii ¡Si al menos hubiera una foto del mar
en algún pasquín de la "Sisbarro Ford Dealer",
o algún olor a salitre, a húmeda putrefacción
o a veraneante yodo en los cines del centro,
o alguna lluvia recurrente con alusivos mensajes
de ascenso y fétida condensación!
Entonces me habría sido más fácil imaginar el resto
sin tanta necesidad de borrar
una a una
estas fatales evidencias del desierto
en la piel de mis manos
y en mis asonantados
ojos.