Legado LEGADO
Soy ese poeta que busca, que indaga soledades,
quizá mi propio destino.
He recorrido caminos, he atravesado mares,
Montañas, riveras y desiertos sobre la piel del suelo,
Sobre la piel del viento.
Del propio continente, tu continente que es uno solo,
del continente hermano que es mi propio continente:
America del Norte, Centro America, Europa, Asia y Africa
Buscando un sueño, una quimera
He deshojado el tiempo,
he visto morir la tarde como ramos de olivos en tus labios.
El corazón del mundo: la lejanía, el horizonte.
Su propio corazón: el desamparo y la tristeza.
Buscando una verdad lejana de vida y muerte.
De Chile la frontera de los valles, la mina abierta y el socavón.
Argentina la pampa del fuego que en sus manos forjó la historia de un pueblo bravío,
de tus ojos claros de cielo el petróleo de Venezuela, eco peregrino de volcán en erupción.
De la historia ancestral, de la vasija de barro al carbón de mi Perú,
Sobre la cúspide los Andes el vuelo sereno de tus miedos la tierra canta hecha Colombia.
Fulgores en la noche que atizan y encadenan.
Guiado por mis pasos errantes, por las huellas de mi destino
Llegue al pináculo, al vórtice de la palabra y encadenando mis sentimientos
a la vida de mi gente, les hable y escuche.
Sórdido rumor vertido en
poemas, dolor de la palabra que cruje y habla.
El cielo se hizo tierra y la mar se hizo desierto en busca de la verdad.
Lejanía y distancia a través de la huella del tiempo.
Encanecido, con mi cuerpo cansado, con mi mente cubierta de amalgamas
He decidido escribir y dejar un legado:
La historia de los pueblo se escribe con sangre y fonemas.
Sangre de tierra que erige altares, iconos y sepulta inocentes.
Fonemas del pueblo que tiene hambre y sed de aprender, limitando
Sus ojos al baldío terreno del engaño cuando el hambre arrecia
y la tierra ruje por ser arada destilando el ensueño del conocimiento.
Mi legado y el tuyo unidos en la antesala de un mundo que se convulsiona
Y donde el poeta debe levantar su voz como antorcha que flamee en la mente del hombre,
Dejar la palabra escrita y tallada sobre el altar de piedra, sobre las hojas blancas de la historia
Para que la sangre no repita y la voz no se ahogue en la mazmorra de la muerte.
Calcinar la oscuridad, encender el faro en medio de la tormenta,
La palabra viva, la palabra echa poema.