El poeta convierte muchachas apagadas, sonÁmbulas... El poeta convierte muchachas apagadas, sonámbulas, mustias en
pequeñas y sonoras obras de arte. Son muchachas que terminan gozando de
la vitalidad de un tomate y el arrojo sexual de una liebre.
Crecen con sus orgasmos, aprenden a mirar el cielo sin melancolía
y a comprar, altivas, en los supermercados. El glamour, como un extraño
sándalo, las perfuma.
Mas con el tiempo, subversivamente, intentan castrar al poeta,
tomar por asalto el mundo con escotes y palabras audaces, lanzadas a un
aire presidido por el Véspero.
Muerte al poeta y su obra; sus sueños ahorcados. Las criaturas de
su amor y su deseo urden un final minuciosamente fabricado en los
meandros del hipotálamo.
Amorosas, tiernas bestias esculpidas en noches sagradas, tórnanse
mortales arácnidos de labios carmesí.