El padre mi padre es un ser odiado fabuloso, extraño
no es de este círculo y su rostro de carbón mojado esta lleno de caspa
y la frente de arrugas y cenizas
me dejó tirado a los 10 años después de darme garrote, llenarme de
temores,
un morral de prejuicios, el don de la vergüenza y el respeto por una
patria ya marchita
manchas en el alma que no son fáciles de ocultar o de quitar.
a mi padre le temo tanto que nunca le discuto nada aun sabiendo que él
está equivocado
le obedezco siempre y no le contradigo en nada.
hasta hace poco creí alegre que las decisiones de mi vida las tomaba sólo,
con libre albedrío, o libertad máxima, que tenía un destino equivocado y
pocos aciertos
pero un destino labrado por mí, tan solo por mí
¡mentira!,
son y han sido decisiones inconscientes tomadas con odio a mi padre,
para contradecirlo, en contravía de él, de ese ser odiado, fabuloso y
extraño que es mi padre
mi padre, un día mató una serpiente inmensa y fue un héroe entre sus
pequeños hijos y su mujer
esa serpiente era el hada que iba a darnos los milagros y las suertes,
pero desde ese día, fuimos cada día más pobres y más tristes
por eso lo odio.
mi padre tiene el egoísmo de los reyezuelos, el espíritu del anarquista
construyó y conquisto, a peinilla limpia eso sí, un reino en la montaña
y allí, acompañado de sus secretos, de vicios si los tiene, pasó sus
noches y sus días
sin sus hijos, sin su esposa, sin nada más que la poesía del trabajo, los
grillos, el viento y el sol, y el hambre entre las tripas.
mi padre es dueño de un reino pero vive como ermitaño, como cartujo, como
un venado:
de esos que salen de tarde en tarde para ver morir el sol sobre el Valle,
y de paso, para buscar un poco de pasto entre las malezas.
mi padre nunca juega, ni ríe, ni regala abrazos, tan solo da regaños y
grandes sueños,
utopías de lata que ninguno de sus hijos pudo conseguir porque él no
estuvo allí,
para enseñarnos cómo hacerlo
estoy seguro, que otra hubiera sido la historia de mi vida si él no me
deja tirado a los diez años con estas manchas en el alma que no soy capaz
de despegar,... ni de ocultar