Viii poema en que el pez habla de la muerte y otros designios Soy el pez entre la profecía y el desprecio.
El pez temeroso del árbol,
rara criatura de las aguas,
rostro que todo lo desconoce.
Pez de amarga belleza,
cuerpo, el más terrible sobre las formas culminantes
del tiempo.
Soy el sagrado animal que avanza a ciegas,
tan miserable en sus venganzas de bestia;
aferrado al sonido del silencio,
a la noche tranquila e interminable de su canto.
Soy el pez y he venido en busca de las palabras en el espejo:
de sus labios sigo esperando la muerte.