Soneto de amor Dulce fuego de amor, cómo me quemas
y me haces arder entre nieves
como si yo fuera la pálida hoguera
encendida por el sol en la noche breve.
Dulce rival del fuego verdadero,
cuanto más embisto contra tus llamas,
ellas se esparcen más en mi cama
y, guerrero, por ti soy guerreado.
Más me quema tu frío, más intacto
respiro y te combato; y, fatigado
de la pelea en que me consumes, más descanso.
Oculto en las sábanas, fuego de estío,
escurres, alegre y manso como las aguas
el agua serena del amoroso río.