Iv estaciones para el caballero de parís Estás inscrita en los ojos que amo,
te desgajas tibia, tercamente
cuando los labios grises recuerdan
la avalancha de pureza atroz.
Descubres rutas a Saint Nazaire
porque la soledad es un fruto
y come paciente el Caballero
su ración de invierno y hervidura.
Tristeza. Tristeza. Pronto acoge
al guardián de cada finitud.
Criatura raída. Suerte de ángel.
Siempre que la ciudad cruza como
un mojado más nos preguntamos:
¿De dónde le calan tantas aguas?