2 En el puerto reunían los toros. Junto
a las naves de Tiro, Frigia y la lejana
Macedonia, una figura devastada saliendo.
«Siempre quise vivir en un estuario.
Alguna vez miré
ramas cargadas en árboles frutales,
parra encendida sobre alguna fuente
y las maldije.
Vivo escuchando la marea
y los peces que mueren
bajo la sal putrefacta del estuario.
Me volteo a mirar entre las dunas
los fantasmas que hablan
de ciudades perdidas: Cádiz
La Habana Ampurias dónde comienza el
esplendor
de los altos espolones, los caminos que han sido
y que serán la sombra de mediterráneos.
Sentir migraciones de pájaros,
la calma de esos bosques
a medias doblados por el mar
o mecidos por terrales.
Sólo deseo el sonido que acompaña a esa palabra:
los estuarios».