Las estaciones interiores v Vasos desmembrados
recorren los labios
aligerados de la soledad.
La lluvia continúa sus gritos,
afuera y adentro,
sobre las más ridículas formas de la impaciencia.
Brazadas de miedo
se unifican y estallan,
liberándose del que continúa
afilando sus uñas.
Se pueblan entonces los ojos
y las noches continúan
bebiendo
en las rodillas del hombre,
del que sos Jorge Carrol en algún lugar.