Hijos Inaudible es el nombre que elegimos
para decirnos que agoniza el rumbo
de la mitad que fuimos. Está mudo
el silencio para siempre unido
al hueco de la carne, pero escucho
el velo que sostiene la memoria
en el olor del mar, y entre las olas,
la casa del que fuera solo uno.
La cadera sostiene lo que arroja
y si el dolor regresa alguna noche
jugando a ser aún lo no nacido
busco cruzar de nuevo aquel abismo
vagamente encubierto por el nombre
del amor, que nos crea y nos despoja.