La noche mojada Podrías diluirte en la noche mojada
como que no existen ya los cuentos de ayer,
y el mundo no es interminable.
Podrías permitir que te abracen,
aunque sepas que el idilio dura poco.
Eres tu propia testigo, caminas
embriagada del aroma exquisito del presente
y del que ahora te ama
y te escribe versos, y te sube a la pirámide,
y sobre ti se derrama por tantas horas.
Quién te daría el nombre del amor,
la melodía exacta
que no has encontrado en el trapecio.
Eres tu propia libertad,
cabalgas arriba de ese amor irresistible.