Y entonces, sobrÁbamos y entonces, sobrábamos.
No estábamos en el mundo cuando interfirieron nuestras voces
y vimos lo que era un globo en el espacio-cielo,
(eso que nombramos porque no podemos definir)
desaparecimos del mar y de las cuevas
los desiertos nos azuzaban
y el calor era la posible diferencia de nuestra suma
habíamos perdido con mayúscula el momento de vernos
(y el color azul era infinito)
y el color azul tenía un nombre imperfecto
y cómo saber cuál sería el color que se avenía
decidimos ser inconclusos en nuestras vigilias
y seguir pagando las medialunas con caracoles
introvertidos
de casuchas irregulares pintadas de vino-tinto
y corríamos siempre las cortinas
para que el azul no fuera verde sino manantial
que drena las mariposas hacia su sitio
pero sin dejar sus estampas,
porque no sé si viste, ¿viste?
que cuando se van las mariposas
se desintegran las alas entre tus dedos
y ésa es la tristeza la más grande que he visto
y ya no puedo verla /
porque me derrumbo