La lluvia La lluvia fina cae al suelo
igual que las pisadas de un gato cauteloso;
el cielo es una piel de nubes;
manos y labios
extienden el deseo
entre los cuerpos,
los sexos fluyen y germinan
cuando el placer alcanza su cenit.
Esta mañana fatigada
reescribe unos versos de Homero,
mientras guardamos nuestra desnudez bajo la ropa
y saboreamos el beso oculto
detrás de nuestros ojos.
Vencidos ya de soledad,
regresamos al tiempo,
que se nos había quedado,
junto al reloj,
sobre la mesilla.