Sibarita del invierno La lluvia es como el idioma que la vegetación usa para alumbrarse. Es
decir, para renovar su burbujeante verde. Por eso yo me considero un
sibarita del invierno igual que las palabras hacen su prodigio. Y beben y
sobreviven y cantan. Giro alrededor de este milagro, llamado también agua:
la tierra es un badajo donde la aurora ha puesto infinitas lágrimas para
que crezca la bonanza de las espigas. Sobre los cerros asciende cada
mañana y se desborda, su sangre enfebrecida. Así es, pues, el espectáculo:
ávido orgasmo del cosmos. Plenitud del Universo.