Pinares en la intemperie de la noche Pinares en la intemperie de la noche.
Vegetación abismal. Penumbrosa.
Oscura perfección desolada
Que emerge del vacío roto,
Que emerge de los límites del ardor.
Pinares donde pulsa la constelación del pensamiento
Como el violín móvil del viento
Y el zumbido roto de los abrazos del mar.
Noche recurrente de la vida en los sueños
Ésta que el cuerpo siente y la absorbe.
Duermo, no. Deambulo con mi fardo de angustias
Por ese callejón que precipitan mar y viento:
La memoria que desvive. Que vive.
Que vacila. Piensa. Que germina
En los labios oscuros de las hojas
Y el asedio del profundo infinito
Cayendo en la pesadez del granito...